No se ha establecido un vínculo entre el fumar tabaco y la mesotelioma o la asbestosis, pero si está vinculado con el cáncer pulmonar. También existe una relación sinergística entre el fumar y el contacto con el asbesto, y el cáncer pulmonar.
Los trabajadores que tuvieron contacto con el asbesto y que fumaban, o estaban expuestos al humo de segunda mano, corren un riesgo de contraer el cáncer pulmonar que es de 50 a 90 veces más alto que él de la población general. Según el Informe del Cirujano General de 1985, Las Consecuencias para la Salud del Fumar: Cáncer y Las Enfermedades Pulmonarees Crónicas en el Lugar del Trabajo, los que trabajaban con el asbesto y que fumaban más de una cajetilla por día tienen ochenta y siete veces más probabilidades de morir del cáncer pulmonar que la población general que no fuma. Este riesgo es ocho veces mayor que el riesgo de otros fumadores, y diecisiete veces mayor que él de los trabajadores de asbesto que no fuman.
La Firma ha desempeñado y desempeña un papel activo en los procesos políticos y legales que aseguran que un arreglo con las compañías tabacaleras incluya una provisión adecuada para las víctimas de las enfermedades causadas por el asbesto y el tabaco. Por ejemplo, Steven Kazan testificó ante el Congreso durante el debate del 1998 sobre el Tabaco Grande.